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4 consideraciones sobre el sueño compartido

 

Las familias empresarias logran avanzar en el camino hacia la construcción y trascendencia del legado cuando orientan sus esfuerzos en una misma dirección. ¿Cuál es esta dirección?, ¿está preestablecida a pesar de las motivaciones de cada miembro de la familia empresaria? Esa dirección, que a veces es percibida como sencilla o predeterminada está hecha de sueños, ha sido trabajada con base en acuerdos y modelada con decisiones.

El sueño compartido puede explicar el origen de este rumbo o dirección, pues reúne las voluntades, anhelos y motivaciones que orientan a la familia empresaria en la dirección que deben tomar sus miembros para juntos conseguir ese objetivo que han pactado. Es el norte, la imagen de futuro que se han propuesto alcanzar. Ese norte que es factible y consensuado, propone una ruta clara que les permite alinearse.

En la práctica las familias empresarias asumen un proceso de definición de esa visión de futuro comprometiéndose y organizándose para dar los pasos necesarios. Te comparto cuatro razones que definen la importancia que tiene para la empresa familiar navegar la ruta hacia un sueño compartido:  

 
 

Un norte para el grupo

Los miembros de la familia empresaria necesitan saber hacia dónde van, ya que sin un horizonte claro la tarea de darle continuidad al legado no sería posible. Ese punto en el horizonte que les guía disminuye la incertidumbre, les motiva a esforzarse y a convertirse en un equipo de alto desempeño. En la medida que se trace un rumbo hacia el futuro, es posible definir los roles que tendrán cada uno de los miembros de la familia, tanto aquellos que se quieran sumar a las dinámicas internas, interesados en integrarse a la operación, como los que decidan permanecer vinculados a la empresa familiar como accionistas desde los órganos de gobierno o fuera de ellos, asumiendo de esta manera el compromiso con la continuidad del legado desde cada posición.  

Para lograrlo se hace necesario sentar las bases y los espacios para que la comunicación fluya entre los miembros, que exista disposición para compartir de manera genuina lo que cada quien quisiera para el futuro de la empresa familiar. Definiendo este punto de referencia será posible capitalizar los esfuerzos, optimizar los recursos de los que dispongan y conseguir acuerdos. 

Visión compartida

Cuando la familia tiene un sueño compartido y sus miembros están convencidos de que éste es la opción que quieren seguir porque lo han internalizado, se concentran en la búsqueda del objetivo y disminuye tanto el nivel de conflicto como las diferencias entre los miembros del grupo. Es imposible asegurar que no habrá momentos donde surjan problemas, pero definitivamente pasan a segundo plano cuando la familia desarrolla la capacidad para conseguir resultados en la dirección que se han planteado, construyen los espacios para gestionar las relaciones familiares, considerando tanto a los miembros que están dentro como a los que se encuentran fuera del negocio.

Lo que ocurre cuando este sueño no reúne los anhelos del grupo familiar, es que pierde su legitimidad. Es decir, no hay forma de que la familia empresaria se identifique con un norte que no le pertenece y todo esfuerzo, ruta o desafío que se plantee no podrá ser alcanzado. Este punto es de mayor importancia porque, en la práctica, lo que nos encontramos son protocolos familiares olvidados en cajones, sea porque nunca han servido para cumplir con sus objetivos o porque perdieron vigencia; y es que los sueños se actualizan porque las familias evolucionan. Una visión compartida brinda la identidad necesaria para cohesionar al grupo familiar.

Promueve la cohesión, la integración de los equipos y las generaciones

Toda familia empresaria que quiera transformarse en un equipo de alto desempeño debe tener un propósito que los mueva a mantenerse unidos. Como equipo de trabajo, ya sea junta directiva, consejo de familia, comité de primos o cualquier otro órgano de gobierno, conseguirá avanzar definiendo un propósito, cultivando y desarrollando los conocimientos, construyendo la confianza para juntos abordar los retos que se presentan a la empresa familiar de generación en generación.

Definir un propósito colectivo ejerce la tracción necesaria, enciende el fuego emprendedor que caracteriza a las empresas familiares, les da una razón clara para asumir todos los desafíos relacionados con el devenir de la empresa familiar y que le son inherentes. Porque además de tener que comprometerse con ser cada vez más innovadores y flexibles, en las empresas familiares se gestionan las relaciones, emociones e identidad del grupo familiar.

Es indispensable para el éxito del protocolo familiar y garantizar el funcionamiento de los órganos de gobierno (consejo de familia y junta directiva)

En ocasiones el protocolo familiar es confundido con un trust o un acuerdo de accionistas. Incluso, de acuerdo a nuestra experiencia, existen protocolos familiares carentes de un norte claro que terminan olvidados ya que no representan ni los valores ni los intereses de la familia empresaria (como lo mencioné en el apartado anterior) y por lo tanto, no funge como ese documento que norma las relaciones entre los miembros de la familia y el negocio. En consecuencia, no es acogido por la familia. 

 
 
 

Si lo que se quiere son resultados y el funcionamiento adecuado de los órganos de gobierno, la familia empresaria necesita una imagen unida de futuro que le inspire y le brinde enfoque. Esta imagen es el Sueño Compartido.

 

 

Pablo Aure Fariñez es socio consultor de Exaudi Family Business Consulting®, experto en gobierno corporativo para empresas familiares, en el diseño, fortalecimiento y desarrollo de órganos de gobierno tales como consejos de familia, juntas directivas, juntas asesoras y comités de primos. Seguir leyendo

 
 
 

 

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